Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 11 de septiembre de 2017

Más rara que un perro verde

¿Sabes esas veces en que se te pone una sensación rara en el estómago por cualquier cosa? ¿y de repente un comentario más o menos tonto te pone de morros para toda la tarde? ¿cuándo quieres hacer una cosa pero haces justo lo contrario? Así llevo yo toda la semana. No sé muy bien cómo empezó todo. Tengo la vaga sensación de que fue un pequeño contratiempo, una tontería, el lunes a primera hora, en el autobús que me llevaba al trabajo, el que me despertó esa sensación incómoda en la barriga. A partir de ahí, algo que me habían comentado el viernes anterior, y a lo que no di demasiada importancia, de repente me empezó a preocupar vagamente. Fue avanzando la semana y con ella pequeñas cositas, a las que de normal no habría hecho demasiado caso, se iban uniendo a la desagradable bola que yo solita estaba formando y el jueves, un comentario tan poco afortunado como poco importante, le prendió fuego a la bola y me puso de un humor de perros.



El viernes decidí que ya estaba bien de tanta tontería y decidí volver a ser yo. El fin de semana ha sido estupendo, la verdad. Lo de tener perro es toda una historia, para bien y para mal, tengo que escribir una entrada sobre esto. Sin embargo una nube grisácea sigue persiguiéndome. Me despierto pronto por la mañana y me enfrasco en diecisiete versiones de una conversación pendiente que no sé cómo enfocar. La cabeza me va a mil hasta que decido cerrar el "chiringuito mental", levantarme de una vez y ponerme en marcha.



Y cuando el desarrollo normal del día de familia con perro te deja ese ratito de fin de semana para disfrutar un rato del último libro al que me he enganchado, resulta que encima acabas cayendo en ciertos párrafos y ciertas frases que te remueven algo por dentro y atraen de nuevo al nubarrón.

Por casa me dicen estos días que vaya genio llevo y tienen razón. Y el caso es que ni siquiera sé por qué. Supongo que es lo que me pasa cuando no acabo de encontrarme cómoda conmigo misma o con mis circunstancias.


El jueves del humor negro alguien me preguntó, viendo mi cara de malas pulgas, si tenían solución mis problemas. Automáticamente le contesté que todos los problemas la tienen. Y así lo creo, sólo que resulta incómodo cuando todavía no sabes cuál va a ser y eres consciente de que algunas son bastante menos apetecibles que otras.

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