Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

martes, 13 de diciembre de 2016

Historia antigua bloggeril

Hace unos días me avisaban por whatsap mis amigas, todas seguidoras del blog de nuestra común amiga Tita, de que si no había leído su última entrada ya estaba tardando.



Por supuesto pasé por allí rápidamente y debo confesar que fue todo un flashback. La de años que hace ya que empecé con el "abuelito" de este blog, aquel Diario de un Embarazo que tan buenos momentos me dio en Terra (si os funciona el enlace podéis visitarlo todavía, aunque ya ha desaparecido, gracias a backmachine) Aquello fue cuando me quedé embarazada de Guille y el "corderito" tiene ya 9 años para 10. Madre mía, ¡lo que ha llovido en nuestras vidas desde entonces!

Cuando se acercaba la fecha del parto, recuerdo que desde Terra me pidieron que le diera continuidad a la historia a través de otro blog (en aquella época hasta me pagaban por escribir y todo, ¡qué tiempos aquellos!) Así nació el primer Mamá a Bordo (todavía en Terra), que con el tiempo acabaría derivando en el actual, de blogger, hace ya unos añitos también.

Desde entonces he tenido épocas de mayor o menor actividad pero lo que es indudable es que, como recordaba Tita, la época dorada de los blogs parece haber pasado ya. La entrada fulgurante de facebook, twitter y demás redes, probablemente más ágiles, parecen haberlos desterrado a ciertos temas particulares. O quizás sea solo impresión mía y en realidad sea yo, que ya no le presto al blog la atención que solía.

En cualquier caso, reconozco que me invadió la nostalgia de una época, de tantas buenas relaciones que surgieron al calor de nuestra pequeña red de blogs. A las buenas de verdad las sigo teniendo en facebook, cierto, al menos sigo sabiendo de su vida y me mantengo más o menos informada de sus andanzas pero ay, que ya no es lo mismo...

En fin, cada cosa tiene su momento, imagino. Y quizás dentro de unos años me entre la vena nostálgica de esta época dorada del facebook, que habrá sido ya barrida por la siguiente red social, o lo que se lleve entonces. No es malo sentir nostalgia de vez en cuando, siempre y cuando no dejemos que nos arrastre, claro...


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