Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 29 de enero de 2016

El elemento

Este último viaje he aprovechado para terminar de leer un libro que llevaba tiempo alternando con otros: “El elemento”, de Sir Ken Robinson y Lou Aronica. Me ha resultado inspirador y hay muchas cosas de él que me gustaría transmitir a mis hijos pero todavía no sé muy bien cómo. Además cometí el error de comprarlo en e-book, un formato muy práctico para viajar, sin duda, pero que no me permite “interactuar” con los textos como el papel. Y eso que en general no me gusta escribir en los libros ni subrayarlos, pero éste es uno de esos escasos libros que sí habría llenado de anotaciones y marcas.

Copio literalmente del final del libro: “Sir Ken Robinson es un experto mundial en el desarrollo del potencial humano. Ha colaborado con múltiples gobiernos europeos” (aquí hago un inciso  pero de mi cosecha, viendo el panorama educativo en España sospecho que por aquí no le han llamado todavía, y no nos vendría mal) “y asiáticos, entidades internacionales, empresas de primera línea, sistemas educativos y algunas de las organizaciones culturales de mayor proyección en el mundo. Es británico de nacimiento pero se trasladó a vivir a Los Ángeles con su esposa Terry y sus dos hijos.”

Añado que es un experto en educación y ha convertido en misión personal el intento de mejorar los sistemas educativos del mundo en general, por eso apuntaba que no nos vendría mal que algún ministro de por aquí le consultara y dejaran ya de marear nuestro maltrecho sistema, que cada vez que le meten mano me echo a temblar.

El caso es que me ha pasado con este libro un poco como cuando me decidí a escribir “El pijama mágico”, contiene tantas ideas que no quiero que se escapen pero no sé muy bien cómo manejar, tantas cosas que quiero explicar a mis hijos pero en un lenguaje distinto al que usa él en el libro, indudablemente para más mayores... Pensaba antes en el avión que no me iba a quedar más remedio que comprar la versión en papel (con la que pueda, como os decía “interactuar” de otra manera) y desarrollar otro cuento infantil que integre alguno de esos conceptos. ¿Será éste mi próximo reto? Va a requerir cierto trabajo previo, me temo, y no ando muy sobrada de tiempo pero es cuestión de ponerse y encontrarle el hueco. Os mantendré informados.

Pero no os he contado nada sobre el libro en sí, ¡qué desastre! Básicamente habla de cómo encontrar nuestro elemento, es decir aquello en que nos sentimos a gusto y se nos da bien, eso en lo que nos encontramos en nuestra salsa,  y para ello cuenta un sinfín de historias de grandes personajes que, en muchas ocasiones, fueron niños desastre, por los que nadie daba un duro, simplemente porque los sistemas educativos más que ayudar a desarrollar nuestras verdaderas aptitudes se empeñan en encasillarnos en lo que se supone que debemos ser y debemos saber. No siempre es fácil descubrir lo que verdaderamente te gusta y se te da bien, pero si además el entorno no ayuda, mucho peor, claro. En muchos casos, estas personas encontraron por fin su elemento y lo convirtieron en su profesión, en otros, eso no ha sido posible pero lo combinan con un trabajo que les permita ser independientes económicamente aunque no les satisfaga del todo. Que al final hasta es realista el libro y todo, cosa que en algunos momentos al principio me hizo dudar.

Para que lo entendáis un poco mejor, os dejo con este maravilloso resumen visual de Miren Fernández:



En fin, que es un libro interesante, que da que pensar (y que os recomiendo, independientemente de que llegue a sacar mi “versión para niños” o no)  A mí particularmente me ha hecho reflexionar de nuevo sobre viejas dudas. Probablemente la mayoría de nosotros no tengamos un único elemento, o sí, pero que puede funcionar en distintas versiones. Yo me siento en mi elemento cuando escribo, pero también cuando viajo y me relaciono con personas distintas, de distintos países, sea por trabajo o por placer.
Por otra parte, una vez publicado mi primer libro, he visto que presentarlo en público, conocer a mis lectores y poder hablar con ellos, me hace estar en mi elemento más aún. Y me da por pensar a lo grande y me veo viajando por el mundo haciendo promoción de mis libros y ahí sí me adivino de verdad en mi salsa. Probablemente sea allí donde se encuentre mi verdadero Elemento pero ¡qué difícil llegar hasta allí! (que no imposible)

En fin, que tengo cosicas que “rumiar”, como veis. Empezaré por comprarme el libro en papel para manosearlo a gusto. (Carencias de los e-books pese a sus ventajas prácticas) 

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