Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

martes, 3 de febrero de 2015

Sopa de cebolla

Recuerdo una vez, de viaje de trabajo por París, fue precisamente en Febrero creo. Hacía un frío que pelaba y yo estaba medio acatarrada, un poco harta del viaje y con más ganas de meterme en la cama bajo siete mantas que de pasearme por la ciudad. Estábamos por el barrio latino y vimos un pequeño restaurante, bonito y acogedor. Entramos y de la carta saltó a mis ojos la sopa de cebolla gratinada. Madre mía, qué cosa más buena. Habría resucitado a un muerto, desde luego a mí me quitó todos los males. Recuerdo además que ya nos íbamos y el camarero nos dijo que dónde vais tan rápido, con el frío que hace... quedaros un ratito más tranquilamente... un solete el hombre...

El domingo fue el cumpleaños de Ricardo y como estamos en plena ola de frío me apeteció recordar la sensación de la sopa de cebolla calentita y la preparé para la comida. Os dejo la receta:



INGREDIENTES (para 6 personas):

5 cebollas dulces
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
60 gr. de mantequilla
1 diente de ajo
2 litros de caldo (yo lo uso de pollo pero como más os guste)
12 rebanadas de baguette
3 cucharadas de harina de trigo
sal y pimienta negra al gusto
20 ml. de brandy o coñac
100 grs. de queso rallado

PREPARACIÓN:

Pelamos y cortamos en juliana las cebollas y reservamos. En una cazuela grande calentamos el aceite y la mantequilla y cuando estén bien mezclados pochamos a fuego suave la cebolla con el diente de ajo bien picadito. Salpimentamos al gusto. Removemos con cuchara de madera y mucha paciencia. La cebolla tiene que quedar transparente pero no coger color.

Cuando la cebolla esté blandita y translúcida, espolvoreamos la harina y mezclamos bien. Añadimos el licor y lo dejamos un par de minutos para que evapore. Añadimos entonces el caldo. Probamos de sal y lo dejamos cocer todo junto unos 20 minutos a fuego siempre suave.

Untamos con ajo las rebanadas de pan y las tostamos ligeramente. Servimos la sopa en cuencos individuales y colocamos encima las rebanadas de pan. Cubrimos con queso rallado y metemos a gratinar al horno. Se sirve recién hecha, bien calentita.

¡Qué aproveche!



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