Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 14 de marzo de 2014

¿Mandonas nosotras?



Lo habréis visto, seguro. Una importante directiva americana ha comenzado una campaña para intentar eliminar del lenguaje la palabra mandona. Mi primera reacción, lo confieso, fue: ¿por qué? vale, sigo confesando, a mí siempre me ha gustado ser mandona, no puedo evitarlo, y nunca me ha parecido nada malo. Pero pensándolo bien, quizás sea precisamente eso lo que persigue esta campaña. 

A mí particularmente pretender eliminar la palabrita del lenguaje me sigue pareciendo algo bastante ridículo. Me pregunto sin embargo si seguirá habiendo niñas que se sientan mal por ser consideradas mandonas en vez de sentirse líderes. ¿De verdad a un chico no se le considera mandón si no líder? sólo pregunto, es algo a lo que, francamente, no he sabido encontrar respuesta. ¿Algún profesor de primaria o secundaria en la sala? probablemente sean quienes mejor puedan contestar a esto. 

Desde mi estrictamente particular y privadísima experiencia, el uso o no uso de la palabrita de marras para mí no tiene la menor importancia. Jamás me ha sentado mal que me llamaran mandona, siempre he tenido vocación de jefa y, sin embargo, siempre he sido una mandada. Sin embargo, a todas estas mujeres, a quienes obviamente sí les molestó y/o les molesta, han llegado a estar entre las mujeres más poderosas del mundo. En fin, no voy a lloraros, no me apetece...

En lo que sí estoy indiscutiblemente de acuerdo en que hay que fomentar por igual entre chicos y chicas las habilidades de liderazgo, que por cierto, efectivamente no tiene nada que ver con mandar o con la concepción tradicional del jefe:


Fomentarlas a quien las tenga, claro, que tampoco todo el mundo tiene porque ser lo mismo, faltaría más. Pues no hay poca gente que se encuentra comodísima en un trabajo rutinario con escasísimas responsabilidades o ninguna y sin tener que decidir nada. Esto es como lo de que todos tengan que ir a la universidad porque sí. ¿En serio? bueno, no me enredo, que creo que en más de una ocasión he dado ya mi opinión sobre esto. Fomentemos pues las vocaciones de nuestros hijos e hijas, que no quita meterles cierta dosis de realismo, que querer ser Madonna está muy bien pero mientras tanto con algo habrá que ganarse la vida. Es como lo de estudiar ciertas carreras muy bonitas y cultas pero con salidas profesionales digamos limitadas... 

Sueños, otro campo que además tengo bien reciente porque lo tratamos en la última sesión de speaknic (y tenía que ver con el tema de mi última entrada) ¿Debemos alentar los sueños de nuestros hijos aunque nos parezcan irrealizables? ¿Qué dosis de sentido práctico debemos darles? los sueños no hay que destrozarlos nunca, jamás (cuidado con los comentarios que se hacen, a veces hacemos más daño de lo que habríamos pensado) En la sesión comentaba con mi compañero de mini-group que lo ideal es cuando has llegado a tener la suficiente seguridad en ti mismo como para ser capaz de escuchar todo tipo de opiniones sobre tu sueño, pensarlas, tenerlas en cuenta, madurarlas, pero mantener intacto tu sueño a pesar de todo. ¿Quién sabe? quizás esas opiniones, correctamente elaboradas, puedan ayudarte a conseguirlo, o al menos a evitar alguno de los obstáculos que, sí o sí, nos encontramos en el camino. ¿Qué hacemos pues con nuestros hijos si los vemos perseguir un sueño imposible? ¿Imposible? ¿De verdad? ¿Estúpido quizás? ¿Sí? ¿Según quién? Probablemente sea más práctico tratar de guiarles, apoyarles, enseñarles a levantarse cuando se caigan... y sí, también a ser un poquito realistas, perseguir tu sueño no significa que no hagas nada más en la vida. Al final todos tenemos facturas que pagar y salvo que nuestros padres salgan en la lista Forbes, cabe pensar que más bien tendremos que pensar en alguna forma de ganarnos las lentejas por nosotros mismos. No es incompatible con soñar, a veces lo será con perseguir ese sueño, no digo que no, pero a un sueño no hay que perderlo de vista nunca. Se pueda hacer por lograrlo o no.

Me he ido del tema, ¿verdad? un poco... bueno, resumo en brevísimo. Que ser mandón o mandona no es malo, ni mucho menos, se le llame como se le llame. Tiempo habrá de ir aprendiendo cómo ejercer esa facultad tirando más a líder que a jefe. 

Tema calentito os dejo, ¿opiniones? 

1 comentario:

Uma dijo...

Te has ido del tema pero te he seguido a la perfeccion.
Creo que pensamos bastante parecido, al menos sobre las mismas cosas, que un post da para lo que da, y una respuesta menos.
tema lenguaje...importantisimo, más de lo que nos podemos imaginar. ¿quitar mandona? suena a chorrada pero no creo que lo sea...nos convencen de que mandar es malo.
Yo me convencí de eso con el tipico viral aquel en el que ponia en evidencia que todo lo masculino es bueno (cojonudo, perro, zorro) y el equivalente femenino malo (coñazo, perra, zorra) pues lo mismo...los niños serían lideres y las niñas mandonas, peyorativo.
asi que si alguien se ha dado cuenta del asunto pues adelante (

¿Alentar sueños o inyectar dosis de realismo? ¿poner etiquetas?
Es un tema que ultimamente doy vueltas...a mi se me etiquetó de lista y estudiosa, pero torpe en manuales y deporte, asi como otras artes...
Yo nunca soñé con ser cantante pq lo hacía mal. lo se desde siempre.
No he vivido torturada por el tema pero me pregunto cosas...¿de verdad canto tan mal? hombre bien no lo hago, pero no lo hago más mal que otros talentos medios.
A lo que voy, si me parece que mi hija no tiene voz y le da por querer ser cantante ¿que hago? la llevo a casting de los miles que hay a que protagonice "i can´t live" virales o la reoriento con bofetadas de realidad?
o tal vez la apunto a clases de canto para que "persiga su sueño" sin dotes?
ahora huimos de poner las etiquetas con las que nos hemos criado nosotros y no se realmente a donde vamos.

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