Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

miércoles, 28 de abril de 2010

El poder de una melodía

Se dice lo mismo de los aromas pero yo llegué tarde al reparto de sentidos y de olfato no quedaban más que una miajicas así que a mí los aromas justito me viene para captarlos, como para que me digan algo. Pero los sonidos sí y la música especialmente. El otro día estábamos zapeando y salió un concierto de Luz Casal. Maridín y yo pensamos lo mismo en cuanto salió. Ciertas canciones de Luz han quedado para siempre ligadas en nuestra memoria a nuestro año en Pau. También Bruce Springsteen, pero menos... sobre todo Luz.

Pero a veces no son cosas tan obvias. Ayer mismo me había puesto la alarma en el móvil para que no se pasara hacer una cosa. No suelo hacerlo, normalmente la alarma la utilizo como despertador cuando viajo pero ayer sí lo hice. Y estaba yo despistada con otras cosas cuando sonó y fue como un ¡boum! precisamente porque era el sonido de mis últimos despertares de viajes y me trasladó de un golpe a una cama de hotel, o a varias, pero al final qué más da, son todas la misma y ninguna...

Y todo por una simple melodía... el floating.aac, ya veis, ni siquiera algo potente, representativo o simplemente a la última...

Una simple melodía... una musiquita capaz de desencadenar sensaciones, recuerdos, experiencias... ¿qué tendrán los sonidos? y luego dicen que la música es matemática pura... ¿seguro? las matemáticas no tienen tanto poder sobre la mente... o al menos no para el común de los mortales...


Y a vosotr@s... ¿qué os sugiere más? ¿una melodía? ¿un determinado aroma? ¿el gusto, quizás?

lunes, 26 de abril de 2010

Tarta de cebolla y queso

Hacía días ya que no os ponía recetitas, y este fin de semana he preparado esta tarta de cebolla y queso para llevar como aperitivo a casa de unos amigos que nos invitaban a comer. Era la primera vez que la hacía pero como es tan facilita la verdad es que no quedó nada mal (acompañadla con cava o champagne, le va como anillo al dedo)

Ingredientes:

una masa de quiche (comprada o hecha, según el tiempo y las ganas que tengáis)
una cebolla
queso rallado variado (yo usé parmesano, gouda y cheddar)
4 huevos
1 brick de nata líquida de 200 ml.
sal, pimienta y nuez moscada

Preparación:

Precalentar el horno a 200º y hornear la masa quiche (pinchada varias veces con un tenedor, tapada con papel de aluminio y unos garbanzos por encima para que no suba) unos veinte minutos. Mientras tanto picar bien la cebolla y pocharla a fuego muy lento en una sartén con poco aceite. Batir en un bol los cuatro huevos con la nata, sal y pimienta al gusto y una pizca de nuez moscada. Añadir los quesos rallados y la cebolla bien pochadita.

Retirar de la masa el papel de aluminio y los garbanzos y cubrirla con el preparado. Volver a meter al horno hasta que el batido esté bien cuajado.

Es una receta rápida y sencilla que además admite múltiples variaciones. Sobre la base de huevos y nata se puede hacer de jamón y queso, de bacon y queso, de verduras... o casi de cualquier sobra que tengáis por casa (hablando de aprovechar sobras, acabo de utilizar unos trocitos de merluza que se dejó ayer Guille para hacer con ellos una tortilla, lo probé una vez y salió para chuparse los dedos)

¡Qué aproveche!

viernes, 23 de abril de 2010

Conciliando

Me gusta trabajar por mi cuenta, ¿sabéis? no digo que no sea duro, que lo es. Poner en marcha una empresa, aunque sea modesta, en estos tiempos que corren se las trae. Y va todo muy lento, las cosas como son. Pero ésa es sólo la parte negativa, y sabéis que a mí me gusta siempre ver la positiva. Y la parte positiva es que ahora soy yo quien se organiza los horarios; que puedo llevar a mi hija a la parada del autobús y a mi hijo a la guardería, que puedo ir a buscarlos (salvo reunión o visita a hora inoportuna o que esté de viaje, claro), que gracias a la tecnología (bendito email en el móvil) se puede trabajar en cualquier lado... pero ¿sabéis a qué llamo yo conciliar de verdad? porque no se concilia sólo con los hijos, se concilia también con uno mismo, con nuestra vida privada, con nuestra pareja, con nuestras aficiones... para mí el símbolo de mi recién estrenada conciliación es poder bajarme a trabajar (o simplemente a escribir) a una terracita en un día soleado, con un café con hielo a un lado y el portátil al otro (benditas wifis en zonas públicas)




Con frecuencia recuerdo mis pasados días de horario rígido de oficina, "atada" a mi mesa. Y pienso que ahora me organizo así porque dependo de mí misma, pero que en realidad... ¿qué me obligaba entonces a quedarme en la oficina? tenía que estar disponible para mis clientes en horario comercial, de acuerdo, también ahora... pero ¿y para qué están los móviles? necesitaba el ordenador y además conectado al servidor de la empresa para responderles, de acuerdo... ¿y para qué están los portátiles? ¿y las conexiones por internet? cierto que no es lo mismo estar físicamente en el lugar donde se mueve todo, donde se fabrica, donde se comenta, y no digo que sea para no pasar nunca por la oficina, pero ¿ocho horas al día, haya trabajo o no? ¿seguro? yo creo que entonces, como ahora, podría haberme organizado perfectamente con menos horas en la oficina y el resto disponible desde casa, o desde la calle o desde donde me pillara... claro que no es fácil hacerle entender a tu jefe algo así...

Pero entonces... ¿de verdad es tan difícil la conciliación? ¿no se tratará simplemente de barreras mentales, propias o impuestas por algún jefe arcaico? de acuerdo que ésto sólo vale para puestos concretos, pero a veces lo que tan difícil, o hasta imposible, nos parece a priori, luego resulta que no lo es tanto... un dependiente de comercio está claro que no puede trabajar con un portátil y un móvil, ni un peluquero, ni un ebanista, ni un operario industrial... pero quizás sea cuestión de ajustar mejor los horarios, o los turnos, o yo qué sé... pero me niego a admitir que sea tan difícil eso de la conciliación. Sólo que hay que ponerse, y sobre todo darle la importancia que tiene, como se le da en otros países: racionalizar los horarios, olvidarse de esa manía de que el más horas pasa en el trabajo más produce (¿de verdad alguien se cree esa memez?), respetar el necesario equilibrio entre vida privada, familiar y laboral (¿de verdad no ven que eso redundaría en una productividad mucho mayor de cada uno de los trabajadores?)

En fin, no sé, es un tema viejo, al que se le han dado mil vueltas, pero que parece no avanzar nunca, y menos en tiempos de crisis, donde los pocos que ofertan puestos de trabajo se creen con derecho de pedir imposibles a precio de saldo. ¿Y quién le pone el cascabel al gato? anda, que están las cosas como para ponerse a exigir, sea en el puesto de trabajo actual, quien lo tenga, o al optar a uno nuevo.

Malo, malo...




domingo, 18 de abril de 2010

Al cole

Bueno, pues ya está, el lunes por fin se abre el plazo (en Aragón al menos) para presentar las solicitudes de colegios. Reconozco que este año estamos de lo más tranquilos, con una hermana ya en el cole no hay nada que temer, pero anda que no me estoy acordando de los nervios y las comeduras de tarro de hace dos años... y menos mal que el punto por proximidad lo han metido ahora y no entonces, que si no ya me da el yuyú. Y reconozco que no es mala idea, para la mayoría de la gente, que el colegio esté cerca de casa es una prioridad, lo que tiene mucha lógica, sin duda. Pero para nosotros realmente no lo era.

Como os digo, una vez que Sofía ya está en el cole que nos gustaba, ahora ya me da igual, pero si no llega a ser así, reconozco que me habría enfadado y mucho (con razón o sin ella, eso da igual) porque vamos a ver, que sí, que el de la cercanía es un criterio importante para mucha gente, que está genial que al salir del cole los niños puedan seguir jugando con sus amigos en la plaza o parque cercano... pero para algunos eso no es prioridad. Será por propia experiencia. Tanto mi marido como yo fuimos a colegios en el quinto pimiento girando a la derecha y a lo mejor por eso no consideramos la cercanía como un punto a tener en cuenta. Nosotros buscábamos el colegio que más nos gustaba, independientemente de su localización. Por suerte, al menos sí entraba en nuestra zona, si no hubiera sido imposible optar a él pero nuestros dos favoritos estaban desde luego a más de un kilómetro de casa, que es el límite que han puesto. Y ya entonces me preocupaba el tema, porque entiendo que no hay sistema perfecto, pero es que es una decisión importante... que el niño va a pasar un porrón de años en el cole (y tampoco es fácil cambiar luego en caso de que la cosa vaya mal) siempre me ha puesto muy nerviosa esa falta de seguridad en cuanto a la elección de colegio. Y entiendo que es imposible que todo el mundo pueda elegir sin más el colegio que le gusta porque hay unas plazas y siempre ha habido unos coles súper solicitados y otros que justito les viene para cubrir las plazas ofertadas. Algún sistema hay que implantar y algún criterio tiene que primar. Desde luego el de los hermanos en el centro es fundamental, solo faltaba que encima tuvieras cada hijo en un sitio distinto, y supongo que el siguiente más fácil es el de la distancia, sí. Y también es cierto que esto nos pasa por vivir en una ciudad grande con tanta oferta escolar, porque si vives en un pueblo que tiene un cole y gracias (y al instituto te tienes que ir al pueblo grande más cercano, como pasa en muchísimas localidades aragonesas), pues no tienes que pensar tanto.



Pero igual que no me gusta la idea de que mis hijos vayan a la universidad de Zaragoza porque sí, porque es la que hay aquí (suponiendo que quieran ir a la universidad, claro), tampoco me gusta la idea de escoger cole porque quede más cerca de casa. Luego mis hijos harán lo que crean conveniente, por supuesto, pero me gustaría inculcarles la idea de que abran más su mente. Que si la carrera que quieren estudiar (siempre dando por hecho que quieran estudiar, que es mucho dar...) la dan mejor en Madrid, o en Munich, o en Londres... pues que se vayan allá. Sí, vale, luego se tiene que poder, pero hablamos a nivel ideal. Por un lado tienen que dominar el idioma en cuestión, que tampoco me importaría nada que lo hicieran, por otra parte... (o que en todas las universidades europeas se estudiara en inglés, que tampoco sería ninguna tontería), por otro lado por supuesto te lo tienes que poder permitir... pero mi convicción en este sentido llega tan lejos que ya desde antes de nacer mis hijos me planteé un sistema de ahorro (que voy llevando cuando puedo y como puedo pero nunca he dejado del todo) precisamente para eso. Me hizo mucha gracia (por no decir otra cosa) el día en que les abrí a mis hijos su propia cuenta con acciones del Santander y la señora que me atendió (encantadora por otra parte) me comentaba que podía retirar el dinero cuando quisiera sin ningún problema y me ponía un ejemplo que, particularmente a mí me puso los pelillos de punta, pero claro, la mujer no tenía por qué saber mis ideas al respecto: "por ejemplo, el día que te haga la comunión la niña... pues para el vestido... las joyitas..." pues mira no... yo desde el principio me planteé esos ahorros para que si el día de mañana mis hijos quieren salir a estudiar fuera (sea España o extranjero) no tengan que dejar de hacerlo por cuestión económica (y anda que no me falta por ahorrar, porque sale por un pico estudiar fuera... pero bueno, aun me quedan años...)

En fin, que luego los chicos me harán una formación profesional y dedicarán ese dinero ahorrado a montar su propio negocio y tanto pensar en esto no habrá servido para nada pero con lo que me gusta a mí darle vueltas a la cabeza, y lo bien que me lo paso... y al final, lo único importante de verdad es poder dedicarte a lo que te gusta, porque oye, que son muchos años de trabajo (y si ya ni se sabe a qué edad nos podremos jubilar nosotros, ¿qué será de nuestros pobres hijos?, quién sabe...) Así que pese a todo este rollo, os aseguro que no me llevaré ningún disgusto si luego sus planes son otros bien distintos. Creo que cada uno tiene que forjarse su propio camino y el papel de los padres es orientar a sus hijos en caso de duda, pero ni siquiera aconsejando, sino simplemente (es un decir, de simple no tiene nada) ayudándoles a que ellos mismos encuentren sus propias respuestas, ¿no os parece?

martes, 13 de abril de 2010

Primavera, primavera, que la sangre altera

Sobre todo cuando va y viene, como esta que nos ha tocado... porque hay que ver, con el tiempo tan bueno que tuvimos el fin de semana (y lo revolucionados que andaban mis pequeñuelos) y la rasca que está haciendo otra vez estos días.

Pero eso sí, vaya fin de semana primaveral nos hemos marcado. Aprovechando el buen tiempo, el sábado por la mañana nos fuimos los cuatro a la piscina (cubierta, hacía bueno pero no tanto) Sofía ya se suelta sola con el churro y la tabla así que ahora quiere ir con más frecuencia y Guille disfruta un ratito pero enseguida se cansa, es más de secano, como su padre. A ellos les va más la bici y esas cosas...

Por la tarde, seguimos con la vena deportista y nos bajamos a la plaza con los patines. Sofía ya se va soltando sola también y con su padre nos hicieron una exhibición de patinaje artístico (como pesa poco, papá la eleva por los aires y le hace dar vueltas subiendo y bajando a la pobre, y la otra que se lo pasa pipa...)



Guille fue hasta la plaza patinando (de la mano) pero sus patines corren demasiado, pobre, y le cuesta controlarlos así que enseguida se cansa y se los quiere quitar. Pero da igual, luego se lo pasó bomba jugando con el agua en la fuente y viendo a su hermana...



El domingo por la mañana, de vuelta a la plaza, esta vez con las bicis, como locos iban por la calle... total, en cuanto llegamos a la plaza pasaron de las bicis y se fueron corriendo a los columpios, que además a esas horas estaban bastante libres, porque hay que ver cómo se pone aquéllo en hora punta.

Y todo esto sin desfallecer ni medio segundo, claro, quién tuviera la energía de estas criaturas... la tarde del domingo ya nos la tomamos con más tranquilidad, estuvimos de visita en casa de los abuelos (Sofía se puso su vestido nuevo, toda guapísima ella) pero de tranquilidad nada. Estuvieron completamente alborotados todo el fin de semana. Así de bien durmieron claro... sería eso, la primavera, que la sangre altera... y a los adultos que nos da por la astenia primaveral... ¿dónde se consiguen una pilas nuevas como las de los niños? Hablando de pilas... tengo que comprarle unas nuevas a mi báscula, que últimamente se niega a decirme mi peso (oooooooh, quéeeeeeeee peeeeeeeenaaaaaaaaaaaa) Que nadie se engañe, el último intento de hacer dieta se quedó en la buena intención. A lo sumo he conseguido controlar un poco algún día suelto, pero sin ninguna constancia con lo cual...

Último apunte antes de corto y cierro... la operación pañal está definitivamente en marcha. Guille se pegó todo el fin de semana sin él (excepto para dormir, claro) y fenomenal, sólo un pequeño escapito el domingo por la mañana porque estaba entretenido jugando y a lo que lo pidió ya no llegamos a tiempo. En la guardería todavía regular, ayer salió con la misma ropa con la que entró pero las profes se empeñaron en que no pedía y que no había mojado porque lo iban poniendo cada hora a hacer... ####, ¿cómo va a pedir el pobre crío si lo ponen cada hora? al salir, como le dije que no había pedido, un berrinche del quince el pobre porque claro, él quería pedir, pero es que no le habían dejado, así que para calmarlo hubo que volver a la guarde y decirle a su profe que no lo pongan, que sabe pedir muy bien y que esperen a que él lo pida... esta mañana se lo hemos recordado, han dicho que vale. Así lo han hecho así que como no lo han puesto por la mañana, se ha meado encima por no pedir. Y después de la siesta, que los ponen a todos a hacer pis, se ha pillado un rebote de los suyos y no ha querido saber nada. ¿Qué hago con este niño? en casa pide perfectamente y en la guardería no le da la gana, además es tal cual porque le he preguntado por qué no había pedido en el cole y me ha dicho que porque no quería... que quería conmigo...

jueves, 8 de abril de 2010

Operación pañal (o el instinto materno)

Bueno, pues sí, como veis ya venía tocando la operación pañal de Guille aunque en realidad no fue decisión nuestra (que no lo veíamos preparado ni de lejos a pesar de estar ya cerca de los tres años) sino cosa suya, que de repente un día dijo que ya no quería pañales, que quería sus calzoncillos de Rayo McQueen (y bien mono que está con ellos, por cierto)

Total, que el martes de la semana pasada, pese a saber que no estaba preparado, aprovechamos su repentino interés y nos liamos la manta a la cabeza. Lo mandamos a la guardería sin pañales y con una tonelada de ropa de recambio por si acaso y a esperar noticias.

Primer asalto:

Guille 0 - pises 1

Fuimos a recogerlo por la tarde y salió con un pantalón que ni siquiera era suyo. O sea, había mojado el que llevaba, el de recambio y los otros dos o tres que le habíamos puesto de refuerzo y
al final habían tenido que recurrir a sus propios refuerzos.


Salió además todo mustio el pobre pero bueno, le tranquilizamos y desde luego no quería saber nada de volver al pañal.

El miércoles, con esto de que se acercaba semana santa, Sofía tenía fiesta y yo no tenía mucho trabajo me los quedé a los dos en casa. Esperábamos que al estar en casa más tranquilito la operación pañal fuera algo mejor pero nada, definitivamente no estaba preparado. Lo ponías a hacer pis y no le salía, le volvías a vestir y a los dos minutos... pis... pobrecito, yo empezaba a pensar que se tenía que estar agobiando con eso de querer y no poder, pero él seguía queriendo ir sin pañales así que seguimos adelante (con aquello en mente además de que una vez que se les quita no hay que volver a ponerlo)

Pero como no hay nada matemático en lo que respecta a los niños, cuando vimos que a jueves el marcador venía a ser algo como:

Guille 0 - pises 3655475400000000

volvimos a hablar con él y le preguntamos si no prefería volver a ponerse unos días el pañal y esperar un poco para volver a intentarlo (diga lo que diga la teoría al respecto) Un tanto mustio dijo que sí, que mejor, y eso hicimos.

¿Y sabéis qué? que no entiendo para nada esa teoría de no poder echar marcha atrás... ¿a santo de qué? vamos, es que hasta en la guardería me "echaron la bronca" cuando volvimos el lunes y les dije que le había vuelto a poner el pañal... que si era un atraso (¿atraso de qué? pero si no había habido ningún adelanto...) que si le podía coger miedo al orinal... (¿eeeehhhh? ahora os cuento cómo ha seguido la historia... )





Total, que yo vuelvo a mi vieja teoría de que nadie como mamá y papá conoce a sus retoños y sabe, por puro instinto, lo que les va a ir mejor. A veces nos empeñamos en seguir los consejos del medio mundo que se empeña en decirnos cómo tenernos que hacer las cosas, o nos empanamos con teorías varias de psicólogos, etc. y se nos olvida hacer caso de lo más importante, nuestro propio instinto, apoyado por supuesto por el conocimiento de nuestros niños y nuestras experiencias anteriores con ellos. Y entonces es cuando nos equivocamos. Y no digo que las teorías no valgan para nada, pueden ser un buen apoyo, pero no deberían considerarse nunca como decisivas.


Todo esto viene a que, en contra de las amenazas teóricas, Guille pasó la semana santa tan tranquilo. Cuando volvimos del viaje (justo a tiempo para que les saliera el sol, según me confirma Bubbles & Creams, con quien a pesar de todo pasamos un ratito muy agradable en una terraza frente al mar, cosa que los de secano agradecemos mucho, por cierto) Guille siguió pidiendo de vez en cuando su orinal, a veces acertaba a hacer algo dentro y a veces no, pero desde luego no le cogió ningún miedo. Desde hace un par de días, más que orinal quería directamente la taza sólo que le daba miedo y me hacía a mí quedarme con él agarrándole. Aún así descubrimos que empezaba por fin a controlar sus esfínteres. Por fin pedía el pis y era capaz de retenerlo hasta llegar al baño. Esto ha ido en aumento hasta que hoy mismo me lo ha pedido varias veces durante la tarde y más feliz que chupillas. Sin embargo me encuentro con un problemilla, en la guardería no quiere pedirlo. Parece que anda algo enfurruñado con ellas (hasta les reta a la hora de la comida, negándose a probar bocado)

Pero bueno, hemos quedado en que mañana hará las paces con su profe y además hemos acordado que si les pide ir al baño, este fin de semana quitaremos definitivamente el pañal. A ver si es verdad... en cualquier caso, lo que sí es cierto es que en este caso al menos, volver a ponerle el pañal no fue un retroceso, sólo un pasito atrás para tomar carrerilla...

Y para terminar, y compensar, esta escatológica historia, os dejo con una nota romántica:

Esta mañana mi principito ha decidido que quería llevarle una flor a Belén (una niña de la guarde) Sólo que quería llevarle mi rosa azul desecada (algunos recordaréis la pequeña historia de mis rosas azules, me gustó tanto el detalle que puse una a secar para guardarla como recuerdo y la tengo en un pequeño jarroncito en el salón) y eso no podía ser... así que le he convencido de esperar un poco, pero como lo prometido es deuda, esta misma tarde al salir del cole hemos comprado un ramo de orquídeas que él mismo ha elegido y mañana le llevará un ramillete a su chica...



sí que empiezan pronto estas criaturas... ays... mi pequeño casanova en pañales...

domingo, 4 de abril de 2010

Semana Santa

Bueno, ya va quedando menos... los niños aún tienen fiesta mañana pero el resto de los mortales en Zaragoza no así que supongo que por mi parte, doy por finiquitadas las vacaciones de Semana Santa. Este año hemos aprovechado para hacer una escapadita extra fugaz a las francias. Una amiga tuvo un bebé a principios de enero y le habíamos prometido acercarnos por allí en cuanto hiciera mejor tiempo.

Y mira que hace tiempo ya que ando yo con ganicas de acercarme una semana santa a Calanda a escuchar la "rompida de la hora" pero al final ni me lo planteo. Y es que a mí las multitudes... uff, y la que se monta por allí es espectacular. Y tiene que ser impresionante desde luego, algún día iremos, que además, con la ruidera que organizan tampoco es imprescindible estar en primera fila precisamente.




Me pasa igual con las procesiones. A mis hijos les hace gracia, lo de los tambores sobre todo, pero es que me da una pereza tener que ir pronto... posicionarte, tener que esperar luego un montón a que pase la procesión... vamos, que yo si voy por la calle y me la encuentro pues vale, pero ir de propio a verla...

Ah, a lo que sí me apunto es a hacer torrijas... este año las hice precisamente con idea de llevárnosla a Francia, ya que, aparte de ver a los recientes papás, la noche de antes estábamos invitados a cenar en casa de otros amigos y aproveche la excusa para hacer un buen montón...

Por cierto, me vais a permitir que presuma otro poco de hijos. Aparte de que se han portado tan bien como puede esperarse de dos niños de casi tres y casi cinco años, nos dejaron con la babica escurriendo cuando, en la casa en que cenamos, según acababan de jugar con algo lo recogían con una diligencia que no recuerdo haberles visto yo mucho en esta casa...

Y volviendo al tema que nos ocupa, ¿como vivís vosotr@s la semana santa?

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