Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

jueves, 19 de noviembre de 2009

Bebé en venta



Acabo de ver en el telediario que una adolescente india ha puesto en venta a su propio bebé, según su versión para poder pagar la factura del hospital donde ha estado ingresado su marido durante 3 meses. Un total de 360 euros, toda una fortuna en la India. Según ella, no tiene nada más valioso que su propio bebé que pueda vender para obtener el dinero. El hospital sin embargo niega toda la historia. ¿Quién tendrá razón? lo cierto es que es lo de menos. Lo de más es que este caso ha salido en las noticias, pero ¿cuántos no lo hacen? ¿en cuántos países se compran y venden niños por pura necesidad? ¿cuántas niñas son vendidas a un marido para quitarse de encima una boca que alimentar? Como madre no consigo imaginarme vendiendo a ninguno de mis hijos pero por supuesto la perspectiva desde la que yo lo veo es totalmente distinta, como privilegiada habitante de un país desarrollado y con una calidad de vida extraordinaria, hasta con la dichosa crisis.

Pero si ya Hansel y Gretel fueron abandonados en el bosque por sus padres para que se perdieran en él porque no tenían con qué alimentarlos... ya, vale, es sólo un cuento, pero la realidad suele superar a la ficción y de hecho el infanticidio era un hecho común en la Edad Media. Algo hemos avanzado desde entonces, desde luego, pero no siempre lo parece... ¿no os da asco a veces vivir en este mundo? no tengo ganas ahora de profundizar en las desigualdades entre (o intra) países, en la influencia de los países desarrollados sobre los demás, en política, en solidaridad, mejor o peor entendida... no, no me apetece profundizar ahora en ello, tod@s sabéis de sobra de qué hablo.

Sólo quiero volver a intentar meterme en la piel de una madre tan desesperada como para vender a su propio hijo, porque por mucho que lo intente no puedo concebir que ninguna madre pueda hacer algo así sin dolor. Y sin embargo... me viene a la memoria la madre de la pequeña Alba, esa niña a la que su padrastro confinó con sus palizas a una grave discapacidad de por vida. Dejando aparte el rosario de errores y descoordinaciones con los que las distintas administraciones contribuyeron al desenlace del caso, lo más grave de todo es que está probado que la madre conocía los hechos y no hizo nada por evitarlos. ¿Alguien puede entender que una madre sepa que su pareja está maltratando reiterada y gravemente a su hija y no haga nada? es más, cuando se empezó a investigar el caso acusó a su ex marido, no sólo no la protegió sino que desvió la atención de la investigación.

¿Eso es una madre? lo siento pero no me entra en la cabeza. Así que sí, supongo que efectivamente habrá madres tan desnaturalizadas que sean capaces de pensar fríamente en vender a su bebé y considerarlo una opción válida. Me parece terrorífico. Pero también las habrá a las que se les parta el corazón pero realmente no encuentren otra salida para una situación insostenible. Y me pregunto si se puede llegar realmente a una situación tan extrema que te haga ver a cada uno de tus hijos simplemente como una carga, ¿es posible llegar a no quererlos? ¿o quizás a que ese amor quede enterrado bajo toneladas y toneladas de problemas?. No es fácil tomar la distancia adecuada desde el cómodo sofá de mi casa y con la tripa llena a pesar de mi dieta para adelgazar...

Hay días en que me avergüenzo de ser humana...

lunes, 16 de noviembre de 2009

De porqué el comunismo no funciona

Y mira que en teoría tiene algunos puntos interesantes, no digo que no... pero eso, en teoría... y ¿por qué? y sobre todo, os preguntaréis... ¿y eso qué tiene que ver con Mamá a Bordo? pues os lo explico:

¿Habéis pensado alguna vez en contar cuántas veces al día dice vuestr@ hij@ "¡ES MÍO!" si está claro... en la naturaleza del ser humano está grabado a fuego el derecho/deseo de la propiedad privada. Imposible que un sistema comunista funcione.

Ahora en serio, va por etapas, es cierto. Y Guille está pasando por la etapa capitalista por excelencia. Esta mañana hemos tenido una divertida discusión a propósito de dos peluches. El héroe de la familia: Totoro (el personaje de la foto aquí abajo) y un perrito. Totoro es de Sofía. De hecho se lo regaló Guille cuando nació, aunque claro, él no era consciente de ese detalle, pero algun@s recordaréis que, en aras de una mejor recepción del nuevo ser que venía a perturbar la privilegiada vida de la hasta entonces hija única, pensamos que el bebé llegara a casa con un regalito para su hermana mayor. En fin, que me lío. El caso es que Guille insistía en que los dos peluches son suyos. Y yo que no, que Totoro es de la tata y el perrito mío (es cierto, es una larga historia pero me lo regalaron a mí mucho antes de que incluso Sofía hubiera nacido así que ES MÍO... ¿veís? el comunismo es imposible) Total, que entre risas (menos mal que le ha dado por ahí) nos hemos pegado un buen rato que no, que es mío, jajajaja, ¡no! ¡mío! Os dejo la ardua tarea de decidir quién es más crío de los dos, si el niño o la mamá, jajajaja.

Y mientras os lo pensáis, aprovecho la coyuntura para recomendaros a l@s de Madrid y Barcelona, ya que en el resto de España por lo visto no tenemos derechos, que aprovechéis que han decidido distribuir por fin (después de una veintena de años nada menos) la peli "Mi vecino Totoro" en cines. De verdad, no dejéis de verla. Aún no he conocido a nadie, ni grande ni chico, que la haya visto y no le haya gustado, es... es... yo qué sé... una peli infantil de verdad, pero además de las que dejan obnubilados a los mayores. Sólo os digo que nosotros estamos pensando en ir a ver a la familia de Madrid... ejem...

Uy, cómo se me ha ido el tema, ¿no?

jueves, 12 de noviembre de 2009

Publicidad encubierta

O descubierta, puesto que lo anuncio a bombo y platillo hasta en el título, pero es que me ocurren dos cosas (o más) me acabo de dar cuenta de que llevo demasiados días sin escribir y ¡eso no puede ser!, a continuación me he dado cuenta de que no tenía ni idea de sobre qué escribir, ¡desastre total! así que pensando, pensando, he caído en contaros que esta noche, pasmaros todas, ¡voy a tener vida social! no, no, no me miréis así, que de verdad que lo mío es de pena. Desde que soy madre mi agenda privada le daría pena a cualquier ermitaño. El caso es que sí, mira, esta noche estoy invitada a la presentación de un libro (y ahora que caigo, mañana tengo otro acto interesante... madre mía, ¡qué overdose!)

A lo que iba, que aprovecho la circunstancia para hacerle publicidad a mi (fardemos un poco) "amigo" David Lozano, a quien quizás conozcáis por haber sido en 2006 el ganador del premio de literatura juvenil Gran Angular por su libro "Donde surgen las sombras", o quizás más bien por su famosa trilogía "La Puerta Oscura", de la que esta noche se presenta la tercera y última novela: "Réquiem"



En realidad es amigo de mi marido, pero bueno, ya sabéis, por mimetismo me lo acoplo, aunque os confesaré que guardo con él una cierta ambivalencia... es un chico majísimo, escribe fenomenal, y lo que le queda, porque viendo la progresión que ha llevado, y la que promete, hacedme caso, este chico dará que hablar. Me encanta sobre todo esta última trilogía y hasta ha conseguido que YO me compre todos los días el Heraldo de Aragón para seguir su relato por entregas, pero no puedo evitar cierta envidia (todo lo sana que ésta puede ser, pero envidia al fin y al cabo) porque ¡está viviendo mis sueños! joooooo, ¡yo también quiero poder vivir del cuento como él!

En fin, que esta noche tenemos presentación nada menos que en el Palacio de Sástago, edificio que de siempre me ha fascinado y estoy como niña con zapatos nuevos. Lo que hace la falta de vida social, ¿eh? la presentación de una novela juvenil y yo como si estuviera invitada a los premios Planeta... ays... qué vida tan aburrida la mía...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Érase una vez un pequeño obeso

Reconozco haber seguido más bien a medias el caso del niño gallego que a sus 9 años, y después de haber perdido unos cuantos kilos, anda ahora por los 70. No me he animado hasta ahora a hablar de ello por dos cosas sin duda íntimamente relacionadas. No tenía suficiente información y lo encontraba todo muy confuso. Pero hoy, leyendo en el Heraldo de Aragón que la fiscalía ha puesto una querella contra los padres por mantener al niño oculto en vez de entregarlo, he decidido ponerme manos a la obra.

Y sigo confusa, no creáis, porque anda, que no hay opiniones al respecto ni nada. Los padres, la Xunta, la asociación pueblo gitano... cada cual con su parte de razón, claro.

Porque vamos a ver, yo a los padres los entiendo. No sé hasta qué punto se han esforzado realmente por evitar la obesidad de su hijo, no sé hasta qué punto ésta puede ser resultado de su desidia o simplemente de una enfermedad del niño, que lo de la obesidad tampoco es siempre tan sencillo.



Pero independientemente de todo eso, lo cierto es que si a mí mañana me dicen que me van a quitar a uno de mis hijos, por el motivo que sea, me sale la leona que toda madre lleva dentro y a ver quién es el guapo que se lo lleva... ¿o no?

Pero claro, por su lado la Xunta afirma que esto no ha sido de ayer para hoy, que llevan mucho tiempo ya siguiendo el caso (por algún lado he leído que desde 2004, mucho me parece y por otro que desde 2008) En cualquier caso, afirman que tras reiterados avisos y varias medidas de distinto tipo los padres no se han puesto las pilas hasta que no se han visto entre la espada y la pared.

Por su parte, la asociación gitana pide que no se utilice al niño como cabeza de turco ¿¿¿??? si alguien entiende esta parte que me la explique... me he debido perder algo del caso.

Vamos, que aquí cada loco con su tema. Lo que me parece indudable es que, da igual los motivos, me parece una barbaridad dejar que tu hijo de 9 años llegue a esos niveles de peso. Es cierto que yo en su caso tampoco dejaría que me quitaran a mi hijo, pero no es menos cierto que tampoco habría jugado así con su salud.

En fin, os dejo el tema sobre la mesa, ¿qué opináis?

martes, 3 de noviembre de 2009

Aprendiendo de nuestros hijos

Algo que deberíamos tratar de hacer mucho más a menudo, por cierto, en muchos aspectos. Pero hoy estoy pensando en algo muy concreto. El lunes (festivo aquí) había hecho cardo para comer y como sé que es algo que mis hijos no se comen demasiado bien les prometí darles helado de postre si se lo comían todo. Se lo comieron así que cumplí. Guille apenas lo probó, de momento el helado le sigue pareciendo algo que está demasiado frío, me preguntó si se lo calentaba, le dije que no, que el helado se toma precisamente helado y tomó un par de cucharaditas más y punto. Sofía sin embargo se tomó toda su parte (les había puesto poquito) Le pregunté si quería más y me dijo muy seria que no, que tanto no le apetecía, que lo que le había puesto estaba muy bien. Hablamos de la misma niña que ve una bolsa de lacasitos, se come uno y ya no quiere más. Si yo tuviera ese talento natural en mi relación con la comida otro gallo me cantaría.

Y mira que lo sé. Que el primer bocado es el realmente bueno, que después de dos o tres ya casi te da igual estar comiendo una cosa que otra y desde luego que cuando ya estás harta, por mucho que sigas comiendo por pura gula ya no hay forma de recuperar ese placer del primer mordisco. Y voy aprendiendo poco a poco, no creáis. Con el chocolate, por ejemplo. Ahora ya sólo lo tomo negro, negro, lo más puro posible, y sólo un pedacito, con el café de después de comer (tampoco todos los días necesariamente) Tampoco me vale ya cualquiera. He ido probando varios, más o menos artesanales, más o menos comerciales. Pero desde que probé el Valrhona Abinao (85% de cacao) ya no me ha vuelto a satisfacer plenamente ningún otro. Ays...



Intento también moderarme con los postres cuando como fuera. Pedir fruta, compartirlo en caso de que sea dulce, o directamente, si ya he comido demasiado, pasar del postre (algo insólito en mí) Pero en general mi relación con la comida sigue estando a años luz de esa natural regulación perfectamente equilibrada que muestra mi hija a sus cuatro años y medio. Ojalá no la pierda nunca, aunque supongo que éso es realmente difícil.

Así que sí, trataré de aprender de ella en ese sentido, como he tratado de hacerlo en otras ocasiones en las que nos ha sorprendido con alguna reflexión sobre cosas en las que los adultos parecemos haber perdido todo sentido del raciocinio más básico. O sea, justo ese que los niños tienen todavía intacto.

Se habla mucho de los consejos de ancianos, que tenían un papel predominante en muchas culturas antiguas, pero ¿nadie pensó nunca en complementarlos con un consejo de niños? la unión podría ser explosivamente fructífera.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Cocinando con Sofía

Ya decía yo que algún día tendré que cambiarle el nombre a esta etiqueta... si es que esta niña va para estrella Michelín...

El caso es que ella quería hacer una tarta, pero no en su cocina (de juguete, claro), sino en la mía. Y me pidió que buscara una receta pero de niños. Así que nos encomendamos a San Google bendito y encontramos la siguiente receta:

Tarta de queso y plátano


Ingredientes:

plátanos maduros
queso fresco de untar
leche
una base de tarta ya preparada (comprada o preparada en casa, al gusto)

Preparación:

Se pelan y cortan los plátanos en trocitos y se echan en un bol (Sofía disfrutó mucho cortándolos ella misma con un cuchillo de esos con poco filo, que no tienen ningún peligro) Se añade el queso fresco y un poco de leche y se chafa y mezcla todo bien hasta conseguir una pasta untuosa (las cantidades a ojo, según vayáis viendo cómo queda de sabor y de textura añadís más de una cosa o de otra. Nosotras utilizamos una tarrina de queso casi entera, y si no recuerdo mal 4 o 5 plátanos más uno para decorar) La pasta resultante se extiende sobre la base de bizcocho y se mete al frigo hasta el momento de comerlo.



Yo no las tenía todas conmigo con la mezcolanza de queso y plátano pero la verdad es que quedó bastante rica. Y lo mejor fue ver a mi hija (que indudablemente tiene dotes de mando) diciéndome que yo era su ayudante y enviándome al salón hasta que ella me necesitara. Vamos, que se le subió a la cabeza el delantal... pero fue muy divertido para las dos. Y hay cantidad de cosas en las que nos pueden ayudar. Otra cosa que le gusta mucho a mi hija es darle forma a las albóndigas o a las croquetas y esta misma tarde ha decidido que ella hacía el postre. Se le han empezado a ocurrir una serie de ideas dignas de figurar en la carta del mismísimo Bulli pero como nos faltaban ingredientes al final se ha decidido por manzana y huevo. Se ha puesto de nuevo al mando y me ha ordenado echar aceite en la sartén, pelar la manzana y cortarla, ponerla en la sartén y luego añadir el huevo. A esas alturas ya había desaparecido de la cocina para irse a jugar con su hermano así que yo le iba preguntando ¿qué hago ahora? y ella me iba dando órdenes desde el salón... todo un carácter esta niña. El resultado ha sido una especie de revuelto de manzana que, os lo creáis o no, estaba bastante bueno. Claro que también los tengo acostumbrados a comer de vez en cuando tortilla de manzana así que la asociación parecía lógica.

No sólo es divertido cocinar con ellos, además es una forma de enseñarles desde pequeños a preparar su propia comida y pasar de los platos precocinados.

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