Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

sábado, 20 de septiembre de 2008

las chicas buenas van al cielo...

y las malas... ¡al tobogán rojo!

Al menos así es en el cole de Sofía, en el recreo de infantil, concretamente. Allí tienen dos toboganes, uno naranja, más pequeño, y el rojo, más grande y, por tanto, el preferido de todos los niños. Sofía nos contaba ayer que le gusta mucho el tobogán rojo pero que los chicos no les dejan subir a las chicas y que ella nunca puede subir...

Seguro que conocéis la sensación. Esa lucha interna entre el primer instinto (espera que pille yo a esos niños...) y la lógica (que noooooo, que tienen que aprender a moverse en sociedad, y el recreo es la primera escuela de relaciones humanas) Pero el caso es que la conversación me ha recordado esa famosa sentencia de Mae West sobre las chicas buenas y malas.

Mi hija es una chica buena. Ha salido a mí (eh, tú, que te veo, no te rías que es cierto, yo de pequeña siempre fui muy buenecita) Tiene el mismo genio que mamá pero, como hacía yo de chiquita, sólo lo saca en familia. Y la verdad, miedo me da, porque seamos francos; hoy en día las chicas buenas ya no van ni al cielo... No se trata tampoco de ser unas bordes resentidas, pero mi experiencia no deja lugar a dudas; desde luego empezó a irme mucho mejor en la vida cuando descubrí las bondades de ser una diablesa con piel de angelito.

Supongo que, como siempre, es cuestión de equilibrio. Yo tardé algo en encontrarlo. Para ser francos, tardé mucho, probablemente demasiado, en descubrir que era mucho más divertido, amén de más práctico, ser mala. Pero a ser mala también hay que aprender, supongo. Sobre todo a saber con quién serlo, y eso también me costó lo mío. No estoy muy orgullosa de algunas de las cosas que hice en aquél primer período de aprendizaje, pero supongo que eran necesarias para encontrar ese equilibrio que, ya sabéis, es la base de mi vida. Y al final aprendí (creo, aunque los aprendizajes no finalizan nunca, y quien crea lo contrario es que aún tiene mucho que aprender) y sí, es cierto, me ha ido mucho mejor en la vida aplicando esa pequeña chispa "diabólica".

Espero que Sofía no tarde tanto como yo en descubrir su lado de diablesa. Porque ya se sabe, hay cosas que nadie te puede enseñar, tienes que descubrir tú misma, y es más, el proceso de descubrimiento, de ésta y de tantas otras cosas importantes, es fundamental para el desarrollo de la personalidad de cada uno. Así que, sí, tengo que seguir luchando contra ese instinto animal de protección que supongo que tenemos superdesarrollado todas las madres y dejar que mi niña crezca y aprenda sóla, con todo lo que ello conlleva. (Hablamos por supuesto de situaciones cotidianas a las que cualquier niño tiene que enfrentarse, no de circunstancias de peligro real, esa es otra historia)

¿Y vosotr@s? contadme... ¿sois ángel o diablo?



5 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi en casa m dicen q tengo mucho caracter,pero luego fuera d ella tengo fama d "trozo d pan", con decir q cuando estamos con amigos y sus hijos y los peques vienen "en manada" a pedir algo vienen directos a mi y todos se ríen. Yo creo q con los años cada vez solemos tener menos d angel y más d diablo, pq la vida t enseña q debe ser así si quieres "subsistir",con los años las decepciones y los palos t hacen más fuerte y dejas muchas amistades en el camino, cuando tenía 20 años tenía muchos más amigos q ahora,pero la vida t enseña q es mejor tener 4 y leales, tampoco los incluyo en ninguna "lista negra" como hacen algunas personas,no soy rencorosa, simplemente los borro d la lista y cada cual ha seguido su camino. Creo q es una forma d "autodefensa", t vuelves más desconfiado, más intolerante pq eres más selectivo con la gente q quieres q t rodee, ya no estás para historias ni tonterías, o al menos ese es mi caso. Pero yo creo q el "fondo" siempre está ahí y creo q por eso siempre m consideraré más angel q diablo, y espero q mi hija tb sea así, buena persona y con valores pero con caracter , o mejor dicho, q sepa apartar d su vida lo q no interesa. D todos modos ¿como era eso q decían? las chicas buenas van al cielo, las malas...a todas partes!! y es así en muchos casos,en ocasiones alucino lo generosa q es la vida con algunas personas q por su modo d ser no merecían tanto, como soy creyente siempre tengo la esperanza d q "allí arriba"cada cual tenga lo q merece(por eso procuro portarme bien aquí abajo, jeje), eso d "tanto tienes , tanto vales , no se puede remediar" d el último d la fila debería ser cierto,pero la vida m ha enseñado q en muchas ocasiones tienen más los q van d diablo q los q van d angeles, así q un poco d mala leche para poner los puntos sobre las íes d vez en cuando no va nada mal, eso sí, "el fondo"ya es otra cosa, yo a los q a mi parecer eran diablos d "fondo" y no d formas, los he ido borrando d mi lista.Besos a todas.

Lamamma dijo...

Tienes razón Laura, la vida nos va enseñando muchas cosas, pero no es a eso exactamente a lo que me refería. Yo he descubierto con el tiempo que se me llegan a ocurrir ideas realmente maquiavélicas. Otra cosa es que mi fondo de angelito me impida hacerlas (a veces) Sin embargo lo más importante que he aprendido es a controlar los daños colaterales. A veces hacer lo que te gustaría implica dañar de rebote a gente que no se lo merece y, hoy por hoy, por ahí no estoy dispuesta a pasar. Me está ocurriendo ahora mismo. Ardo en deseos de aplicarle a cierta persona ciertas malévolas ideas peeeeeeroooo, los más perjudicados serían otros, así que como no encuentre la forma de hacerlo sin dañarlos a ellos, tendré que quedarme con las ganas. Pero sí, al final es lo que tú dices. El fondo sobre las formas. Mi fondo siempre será de buena persona, me guste o no.

Anónimo dijo...

No soy madre, pero sí que con la niña de mi amiga que tenemos mucho mucho trato estando en el parque he sentido ganas de darle un grito a algún niño más mayorcito (la niña tiene 2 años y medio) y los gansos de los otros tenian entre 6 y 7 años o más...pero por otro lado tiene que aprender que al ser más "grandes" ella lleva las de perder, aunque estando en iguales condiciones (de edad) es ella la que pega a los demás en cuanto algo no le cuadra...¡menudo bichito! y claro tambien hay que regañarla...esto es la ley del más fuerte...

Unknown dijo...

Yo siempre fui buenísima de pequeña, tímida e híper responsable. De mayor me he vuelto una descarada pero sigo siendo buena y voy tratando de aprender a ser sibilina pero me cuesta mucho no ir con la verdad por delante.

En este momento de mi vida creo que no vale la pena ser buena porque sólo sirve para que te den unas hostias como pianos. Y me están doliendo demasiado.

Mi hija también es un corazón con patas, como una vez la definió alguien, y yo no tengo paños calientes a la hora de hacer que se enfrente a sus dificultades infantiles. Soy muy coach en eso. Tenemos una excelente comunicación, trato de orientarla pero siempre la responsabilizo de solucionar ella misma sus problemas, mayores y menores. Me costó años conseguir que le plantara cara a la estúpida de su clase, que la tenía frita, pero logró ponerse en su sitio y contra la vergüencilla de pedir algo en las tiendas, ejercicios: o entras y hablas tú o no se compra la bolsa de gusanitos. No quiero que sea apocada como yo fui mucho tiempo.

Anónimo dijo...

Mi hijo es un buenazo y además timido asi que en el patio se va a llevar más de un chasco, pero en eso consiste crecer, ¿no? en aprender a defenderte e imponerte a los demás, siempre sin abusos, claro, tampoco vas a pasar de ser el buenazo a ser el abusón pegón.

Seguidores